La libertad que anhelamos radica en recuperar el control de nuestras mentes y cuerpos, liberándonos de las ataduras impuestas por sistemas de creencias y los "depredadores". Cuando nos damos cuenta de que el Juez y la Víctima dominan nuestras mentes y conducta enfrentamos una disyuntiva.
La elección está en nuestras manos: seguir sometiéndonos al Juez y la Víctima, perpetuando el 'sueño colectivo' de la sociedad en la que vivimos (que no es nuestro verdadero sueño), o rebelarnos, declarando nuestra VOLUNTAD e iniciar una "guerra" contra los "depredadores" en busca de independencia mental y la recuperación de nuestra libertad a través de nuestro libre albedrío.
Aquellos que siguen tradiciones de ifa y osha se autodenominan luchadores, ya que están en "guerra" contra la "invasión de los depredadores". Aunque la guerra es intrapersonal, es crucial interpretar las palabras metafóricamente.
Ser un luchador implica responsabilizarse, obtener poder, dignidad en la rebelión y evitar convertirse en víctima de emociones o frustraciones. Conscientizamos nuestro subconsciente y trascendemos el "sueño colectivo", adoptando un 'camino con akokan
Dejemos de alimentar a los "depredadores"; si no les proporcionamos alimento, perecerán por inanición. Recuerda, todo comienza con el SILENCIO INTERNO.
Explorar las posibilidades de tu destino depende únicamente de ti. El Camino del Luchador guía la transformación, rompiendo acuerdos limitantes y fortaleciendo el poder personal. Al seguirlo, te preparas para la iniciación a la "muerte", donde el viejo sueño en tu mente perecerá, y resucitará el recuerdo de tu verdadera identidad: un ser poderoso y salvaje.
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En el contexto del escrito, la palabra "depredadores" se utiliza de manera metafórica para referirse a fuerzas o patrones destructivos que influyen en nuestra mente y nos alejan de nuestra verdadera esencia. Estos "depredadores" representan influencias negativas, como sistemas de creencias limitantes, hábitos autodestructivos, juicios internos y dinámicas emocionales perjudiciales.
La idea central es que al identificar y desafiar estas influencias negativas, uno puede liberarse de las restricciones impuestas por ellas y reclamar la autonomía mental y emocional. La "guerra" mencionada en el texto no es un conflicto físico, sino más bien un proceso interno de resistencia contra aquellas fuerzas que limitan nuestro crecimiento y bienestar.
En resumen, los "depredadores" simbolizan los obstáculos internos y externos que pueden socavar nuestra autenticidad y libertad, y la lucha contra ellos es un llamado a la autodeterminación y al despertar espiritual.