
Un Camino Espiritual Ancestral: La Regla de Ocha y la Regla de Ifá
Antes de hablarte de lo que es la Regla de Ocha y la Regla de Ifá, quiero que entiendas algo fundamental: este no es un sistema de creencias como las religiones que conocemos en Occidente. No estamos hablando de una fe en santos de estampilla ni de figuras divinas separadas de nosotros. Aquí hablamos de energías vivas, fuerzas de la naturaleza que interactúan con nosotros y que existen dentro y fuera de cada ser humano.
Si alguna vez has sentido que la vida está regida por leyes invisibles, que los acontecimientos no ocurren por azar, sino por un equilibrio entre nuestra energía, el destino y las fuerzas naturales, entonces ya tienes una idea de lo que trata este camino.
¿Qué es la Regla de Ocha y qué es la Regla de Ifá?
La Regla de Ocha, también llamada Santería, es el camino religioso que gira en torno a los Orishas, las fuerzas divinas que gobiernan la vida y la naturaleza. Las personas que se inician en la Ocha pasan por un proceso en el que reciben la energía de un Orisha en su vida, lo que se conoce como “hacerse santo” o “coronarse”.
La Regla de Ifá, en cambio, es el sistema de sabiduría y adivinación donde Orunmila, el Orisha del destino, guía a los humanos a través de un conjunto de signos revelados por los Babalawos (sacerdotes de Ifá). Mientras que Ocha está más orientado al vínculo con los Orishas, Ifá es el camino del conocimiento, la predicción y el consejo espiritual.
Ambos caminos están unidos, pero Ifá es la raíz de todo. Ifá es donde se define el destino de cada persona y las herramientas que necesita para cumplirlo. Ocha, por otro lado, es el medio a través del cual se recibe la fuerza espiritual necesaria para equilibrar la vida.
La Primera Iniciación: La Mano de Orula y el Pacto con Ikú
Antes de que una persona reciba un Orisha o se corone santo, la primera iniciación que debe recibir es la Mano de Orula. En esta ceremonia, el Babalawo consulta el destino de la persona a través del oráculo de Ifá y le entrega su signo personal, que revela su propósito de vida y los desafíos que enfrentará.
Pero lo más importante de esta iniciación es el pacto con Ikú, la muerte. Aquí se hace un compromiso espiritual para proteger la vida de la persona, asegurando que no muera antes de tiempo y que pueda cumplir su destino en la Tierra. Esto es clave porque, en esta tradición, la muerte no es vista como un enemigo, sino como una energía natural que se puede apaciguar y negociar.
Las Energías Divinas: ¿Qué son los Orishas realmente?
Ahora viene lo que es más difícil de comprender desde una perspectiva occidental: los Orishas no son dioses antropomorfos, no son figuras de yeso, no son santos católicos. Son energías de la naturaleza, principios universales que rigen la vida.
Cada Orisha representa una fuerza natural y una enseñanza espiritual.
• Elegguá: La energía del destino, las oportunidades y los caminos. Sin él, nada se mueve.
• Oggún: La energía del trabajo, la fuerza, la guerra y la transformación.
• Ochosi: La energía de la justicia, la visión clara y la precisión.
• Obatalá: La energía de la sabiduría, la paz y la creación.
• Yemayá: La energía del mar, la maternidad y la protección.
• Oshún: La energía de los ríos, el amor, la sensualidad y la abundancia.
• Changó: La energía del trueno, el liderazgo, la pasión y la estrategia.
• Orunmila: La energía de la sabiduría y el destino, el conocimiento absoluto.
Cada Orisha tiene una función en el universo y un vínculo con la vida humana.
Las Piedras Sagradas: La Morada de los Orishas
Aquí viene otra diferencia con las religiones occidentales: los Orishas no están en el cielo ni en una figura de porcelana, están en la Tierra, en piedras que guardan su energía.
Cuando una persona recibe un Orisha, lo que realmente recibe es un conjunto de piedras sagradas llamadas “otanes”, que han sido consagradas para contener la esencia del Orisha. Estas piedras se colocan en una sopera o recipiente especial, donde se les alimenta con ofrendas, cantos y rituales.
Las piedras de los Orishas se guardan en un lugar especial dentro de la casa del iniciado, generalmente en un altar o en un cuarto sagrado. No son simples objetos, sino recipientes de energía viva que interactúan con la persona y su entorno.
Coronarse Santo: Un Renacimiento Espiritual
Cuando alguien pasa por la iniciación completa en la Ocha y se corona santo, está pasando por un proceso de renacimiento espiritual. Esta ceremonia dura siete días y es un compromiso de por vida.
Durante la ceremonia, la persona:
1. Se rasura completamente la cabeza, simbolizando el comienzo de una nueva vida.
2. Recibe a su Orisha tutelar, quien se asienta en su cabeza y se convierte en su protector y guía.
3. Permanece en aislamiento, vestido completamente de blanco y evitando cualquier actividad que lo desconecte de su nueva energía.
4. Aprende a vivir con los códigos del Orisha, adoptando nuevas costumbres y reglas para mantenerse alineado con su camino espiritual.
Este proceso no es solo un ritual, sino una transformación profunda. La persona que sale de la ceremonia no es la misma que entró. Es alguien que ha sido espiritualmente preparado para caminar en este mundo con el respaldo y la guía de su Orisha.
El Tiempo y la Profundidad del Proceso
Nada en la Ocha o en Ifá sucede de la noche a la mañana. Todo es un proceso largo y profundo porque se trata de cambiar la vida de una persona desde su raíz.
• La ceremonia de la Mano de Orula puede durar unos días, pero su impacto es para toda la vida.
• Recibir los Orishas guerreros (Elegguá, Oggún, Ochosi y Osun) toma un día, pero significa un compromiso para siempre.
• Coronarse santo dura siete días, pero los primeros tres meses son fundamentales para adaptarse a la nueva energía.
• Convertirse en Babalawo puede tomar años, porque se necesita aprender los 256 signos de Ifá y su sabiduría.
Conclusión: Un Camino de Conexión y Transformación
La Regla de Ocha y la Regla de Ifá no son religiones de fe ciega ni de adoración pasiva. Son caminos de transformación, donde cada persona tiene la posibilidad de conocer su destino, entender su propósito y recibir las herramientas para lograrlo.
Todo está interconectado: la energía de los Orishas, el destino personal, la relación con la naturaleza y la manera en que vivimos nuestra vida. Si logramos alinearnos con nuestro camino, podemos vivir con plenitud, salud y prosperidad.
Te comparto todo esto porque sé que tienes una visión espiritual y que este conocimiento puede resonar contigo de muchas maneras. Si algo de esto te interesa o quieres profundizar en algún punto, dime y con gusto seguimos explorando este fascinante universo juntos.