Todos los Oddus tienen la misión de resguardar a Oloddumare y su palabra. Ejìogbe lidera esta defensa. Oloddumare permanece siempre vigilante; nunca descansa. Un día, decidió convocar a todos los Oddus para proteger su morada al atardecer. Como recompensa por su servicio, les obsequiaba cuarenta y un objetos al día siguiente.
Elewa no participó en esta guardia, ni se le solicitó. Mientras los demás Oddus vivían cómodamente gracias a las generosidades de Oloddumare, Elewa carecía de todo.
En cierta tarde, cuando todos los Oddus se encontraban en la morada de Oloddumare, Elewa los confrontó: "Nuestro padre no me provee nada, mientras ustedes están colmados de obsequios. Si surgiera un mal repentino, ¿estarían dispuestos a enfrentarlo?" Los demás Oddus se burlaron y rechazaron a Elewa. Persistente, Elewa repitió su pregunta.
Entonces, Elewa esculpió una estatuilla de madera, la vistió con un amplio manto blanco, adornándola con caracoles, campanillas y otros objetos sonoros. Con encantamientos, logró que la estatuilla cobrara vida y volara sobre la morada de Oduduwa.
La estatuilla causó gran pánico entre los Oddus, quienes se escondieron por temor. Cada uno buscó refugio en distintas partes del palacio. Oduduwa, al tanto de todo, guardó silencio.
Al día siguiente, Oduduwa confrontó a Elewa por su acción y, tras escuchar sus motivos, lo designó guardián de la puerta de su casa, otorgándole cuarenta y un objetos y un lugar frente al portal.
Cada Oddu se refugió donde pudo, y Oduduwa determinó que ese lugar sería su residencia permanente. Así, cada signo guarda recuerdos de esta historia en particular.
Elewa se convirtió en compañero de Ejìogbe desde entonces, y en las consultas, se le rinde homenaje en este signo. Porque ambos, Elewa en el portal y Ejìogbe dentro de la casa de Oduduwa, enfrentaron el pánico de sus hermanos.
Nota: Oloddumare es el resultado de la trinidad divina de Olofi, Olorun y Oloddumare. Los cuarenta y un objetos representan la palabra de Oloddumare hecha verbo, junto con el "Ori Inu" (suspiro divino al crear cada alma). Cada signo refleja aspectos de esta historia, y aquellos nacidos bajo estos signos deben considerarlos.
Elewa y Ejìogbe, unidos desde entonces, simbolizan la protección divina y la fortaleza en la adversidad.
Nota adicional: La codificación de IFA, atribuida a Orisha Shango, se asemeja a sistemas de codificación genética y numérica, reflejando la complejidad y la interconexión de la creación.