
Ifa y nuestro yo.
En la práctica de Ifá, el concepto del “yo” como acumulación de experiencias, recuerdos y pensamientos puede relacionarse con los mensajes que nos da Orunmila a través de los odus. La tabla de Ifá nos enseña que, muchas veces, las dificultades y conflictos internos provienen de nuestra desconexión con nuestra esencia y del apego al pasado o al futuro. Esto es similar a lo que describimos como el “yo” condicionado por la memoria.
Ifá nos habla de la importancia de vivir en iwa pele, el carácter apacible y equilibrado, que surge cuando aprendemos a escuchar y observar nuestras emociones y pensamientos sin identificarnos completamente con ellos. Los odus constantemente nos recuerdan que el sufrimiento llega cuando nos dejamos dominar por sentimientos descontrolados o por un pensamiento que nos hace creer que lo que tenemos no es suficiente. Por ejemplo, en odus como Ogbe Sa o Osa Meji, se nos advierte de las consecuencias de la ambición desmedida y de la falta de gratitud por el presente.
La idea de que “la verdad está en lo que uno descubre de sí mismo” también resuena profundamente con Ifá. Orunmila nos guía hacia el ikúntúnwa, el acto de conocernos y descubrir la raíz de nuestros conflictos para transformarnos. Este autoconocimiento es esencial para alinearnos con nuestro destino (ori), que es único y no se encuentra comparándonos con los demás o viviendo en lo que pudo ser o será, sino en aceptar y trabajar desde el presente.
Cuando Ifá nos habla de la importancia de escuchar a nuestro ori inu (la voz interna), nos está enseñando que nuestra verdadera guía no está en los condicionamientos del pasado ni en las proyecciones del futuro, sino en el estado de conciencia que obtenemos al vivir en el momento presente, con gratitud y responsabilidad. Por eso, Ifá nos recuerda que debemos observar nuestras emociones, aceptarlas y no ignorarlas, porque son señales enviadas por nuestro destino para que podamos corregir el camino cuando sea necesario.
En términos prácticos, el mensaje es claro: el ego, como esa acumulación de experiencias y deseos, puede convertirse en un obstáculo cuando dejamos que controle nuestras acciones. Ifá nos enseña a trascender el ego a través del ebo, del trabajo espiritual, y del compromiso con nuestro propio crecimiento. La plenitud no viene de lo que el pensamiento nos promete (“algo mejor”), sino de alinearnos con nuestro ori y aceptar que ya tenemos dentro de nosotros la sabiduría y la fuerza necesarias para vivir en armonía.
Por tanto, vivir bajo los principios de Ifá no es huir de las emociones ni ignorar nuestros conflictos, sino enfrentarlos con conciencia, desde el equilibrio y la humildad, sabiendo que la verdad se revela cuando aprendemos a estar presentes y a escuchar tanto a los orishas como a nosotros mismos.